La caja de la honestidad
Hace poco fui a visitar a mi tía que vive en Inglaterra y dimos un paseo por su pueblo (para que os hagáis una idea, no es una ciudad, pero sí lo suficientemente grande para que no se conozcan todos los vecinos). Al llegar al mercado había un puesto con productos de una granja: huevos, leche, verduras y también sándwiches, tartas y demás productos que habían elaborado los granjeros; todos etiquetados y con su precio al lado. Mi tía cogió un sándwich y me dijo: «Me apetece este, pero no tengo dinero. Recuérdame que volvamos a pagarlo» se dio media vuelta y empezó a andar. Como comprenderéis no podía creer que estuviera robando tan tranquilamente y le pregunté si se lo podía llevar sin más. «Sí, claro» Me contestó «¿Ves esa caja de metal?» Me dijo indicándome una caja con un cartel que leía CAJA DE LA HONESTIDAD «La granjera no está, tú tienes que meter el dinero que corresponda. Ahora no lo tengo, pero mientras lo meta antes de que recoja el puesto esta tarde no hay problema» Mi cara debió de ser un reflejo de la vuestra ahora mismo. Mi primer pensamiento: Esa señora es una ingenua. El segundo: En España esto no dura ni dos minutos. Sin embargo, la iniciativa ya lleva cierto tiempo y parece que funciona bien, lo cuál me lleva a preguntarme si no seré yo la escéptica.
Es cierto que vivimos en un mundo donde se nos enseña a ser competitivos y a preocuparnos por nuestra posición e imagen ante los demás antes que a valorarnos a nosotros mismos. La filosofía del yo antes que el todo favorece el individualismo y la separación de las personas en un mundo dónde las relaciones cada vez son menos personales y más virtuales.
Aún así, también vemos cada vez más movimientos y proyectos que nos animan a agruparnos para sacar nuestras ideas adelante, innovar y proponer cambios. He visto coworkings abrir mercados para acercar a la gente a la materia prima e incluso empezar un grado universitario. Surgen diferentes espacios y plataformas en las que la gente se agrupa y moviliza para trabajar en favor de la sociedad y apoyar a los demás. Bien para publicar un libro, abrir tu empresa o financiar un viaje de fin de curso, son proyectos comunes e ilusiones que motivan y unen a la gente. Puedes colaborar o simplemente ayudar dándolos a conocer con un clic o un me gusta, un gesto pequeño, pero que ya implica que no todo es tan negro como lo pintan.
Supongo que en el fondo no soy tan escéptica como pensaba, aunque en realidad no me sorprende. Yo más que nadie debería saberlo, al fin y al cabo, trabajo en uno de esos espacios.