Reafirmación artesanal con la cultura “Maker”
Viendo el verano por el retrovisor parece mentira que haya pasado ya un mes desde que fui a visitar MakeSpace Madrid, uno de los primeros referentes del movimiento Maker en España. Me acababa de incorporar al mundo del coworking y decidí ir a conocer su espacio por las similitudes que hay con varios de nuestros proyectos, su filosofía de optimizar recursos y también su pasión por el “Open Source”.
Acudí un martes, ya que son los días en los que ofrecen jornadas de puertas abiertas desde las 19h, y nada más llegar nos dieron la bienvenida haciéndonos sentir a todos los que estábamos ahí como uno más. Nos presentaron a sus miembros, enseñándonos nuestras posibilidades dentro de su comunidad y animándonos a acercarnos a quién quisiéramos para preguntar y observar. Todo fueron sonrisas y explicaciones fabulosas, desde lo más simple a lo más técnico, siendo sorprendente que la mayoría de los proyectos los realizan en su tiempo libre por afición, curiosidad y emprendimiento. La comunidad tiene representación de todas las edades, desde jóvenes estudiantes a profesionales consagrados, todos ellos con inquietudes a las que quieren buscar respuestas. Su filosofía da importancia a la flexibilidad de trabajar en lo que se elige libremente, fomentándose el trabajo compartido y sacando proyectos adelante a partir de ideas propuestas.
Mencionando lo que pudimos palpar y probar, yo destacaría Oculus Rift, que es un casco de realidad virtual el cual les llegó ese mismo día (¡que oportuno fui!). Este dispositivo tratará de causar experiencias nuevas para “gamers” y aficionados que por ejemplo podrán sentir que están en una isla paradisiaca o como pierden el equilibrio en un simulador de montaña rusa. Sin embargo, por ahora solo está disponible la versión para desarrolladores.
Otro proyecto que me llamó la atención es “Oblobots”: juguetes resistentes hechos con piezas móviles, bien con moldes o por impresión 3D. Estos son rellenados y decorados con plastilina conductora, de receta casera y comestible, pues son juguetes dirigidos para que los niños se inicien en la electrónica de una forma didáctica. La idea me pareció realmente ingeniosa y me hubiera encantado tener uno de estos de pequeño para lanzar una y otra vez, por la pasión de rehacerlo de nuevo más bonito y más grande.
Sin embargo, en lo que más esfuerzos están poniendo es en sus diseños de impresoras 3D personalizadas por ellos mismos cuya finalidad es hacerlas más ligeras y fáciles de transportar, pero resistentes y de bajo coste. Si consiguen hacer un modelo estándar viable, su intención es publicarlo para que otros puedan reproducirlo y tener también su propia impresora 3D. Me gustó el hecho de que son modelos abiertos en los que se puede apreciar todo el proceso para que cualquier espectador vea como sucede la modelación e impresión capa tras capa.
Nada más que decir salvo recomendar a la gente curiosa y emprendedora qué eche un ojo a su web, y se pase por allí a echar un vistazo. Seguro que para vosotros también será una experiencia que merezca la pena y os podáis aportar mucho los unos a los otros.