Toma las riendas tomando la palabra
Tener la capacidad de hablar y dominar el arte de la conversación no es lo mismo. Como con cualquier arte, hay quien tiene un don para ello y a quien le cuesta, pero todos necesitamos practicar si queremos transmitir nuestras ideas con confianza. Una buena comunicación es esencial en casi todas las situaciones de la vida diaria por lo que hemos recopilado unas pautas para aumentar tu aplomo a la hora de hablar con los demás, tanto si eres el más extrovertido o el más callado de los coworkers.
Imagino que en alguna ocasión te han invitado a un evento (ya sea de trabajo o la fiesta de un amigo) en el que no conocías prácticamente a nadie. Lo más difícil en esa situación es empezar una conversación, ya que nos puede el miedo a hacer el ridículo diciendo una tontería o aún peor, a quedarnos sin nada que decir. Aunque es cierto que acercarte a quienes ya están hablando entre sí puede ser intimidante, peor es pasar ese tiempo sin hablar con nadie. La clave está en sacar temas con los que te sientas cómodo e intentar involucrar a tu audiencia, compartiendo información sobre un tema conocido (tu aplicación favorita o esa película que está tan de moda por ejemplo) o pidiendo consejo sobre algo (dónde ir de vacaciones o a qué restaurante llevar a unos amigos de fuera de la ciudad).
Otro obstáculo que suele surgir en estas situaciones es cómo intervenir cuando una conversación está animada, sobre todo si se produce dentro de un despacho o una sala de reuniones. Una reunión o teleconferencia suele involucrar a gente importante para tu empresa, bien a directores o clientes, y no es raro que en ocasiones todos hablen alto o que una o dos personas dominen la conversación (por experiencia puedo aseguraros que eso no tiene porqué ser exclusivo de las reuniones de trabajo). Si una de las grandes incógnitas de tu vida es cómo hacerte oír por encima de los demás y conseguir que tus propuestas sean escuchadas, prueba la siguiente estrategia. Llega temprano a la sala y comenta tus ideas con los otros participantes antes de que todo empiece, ten un encuentro de tú a tú antes de la reunión y hasta después si lo crees posible. De esta manera, la primera vez que expones tus ideas la presión no es tan grande, además de que te ayuda a entablar una relación más fuerte y ganas un aliado para que se te escuche. Por último, ten en cuenta que una de las claves es intervenir dentro de los primeros cinco minutos de la reunión, de lo contrario tienes la impresión de que todo el mundo ha hablado y de tu mente surgen pensamientos negativos como «ya han dicho lo más relevante» o «tengo que pensar en algo mejor».
La clave del éxito en estas situaciones es por tanto la preparación, dividir los retos en pequeños pasos y no olvidar que incluso el más tímido de los interlocutores tiene un as en la manga: cuando una persona generalmente callada dice algo, subconscientemente los demás prestan más atención dando por hecho que al no hablar a menudo lo que va a decir es importante. Eso ya es media batalla ganada.