El desarrollo de las nuevas tecnologías ha dado lugar a nuevos métodos de trabajo, y por lo tanto a nuevos modos de vida laboral. Tanto autónomos como empleados tienen la posibilidad de trabajar a distancia y de hecho cada vez más empresas, ya sean multinacionales o pymes, promueven el teletrabajo estipulando que en muchos casos produce menos estrés, más colaboración y satisfacción entre los empleados. De ahí que el coworking tenga tanto éxito y se haya extendido mundialmente como una opción ventajosa.

Sin embargo, no deja de sorprenderme la gran variedad de perfiles que puedes encontrar en un espacio coworking. En general los pueden agrupar en 4 categorías: Emprendedores (aquellos que quieren empezar su propia compañía, están interesados en el ahorro y el networking); Corporativos (trabajan para grandes empresas y vienen al espacio más como cliente que como miembro); Nómadas (viajan mucho, utilizan la dirección del cowork para recibir paquetes y ocasionalmente para trabajar); y Pasajeros (interesados en recibir o impartir cursos, van de un lugar a otro utilizando espacios, pero sin entrar dentro de la comunidad). 

Esto no quiere decir que encuentres todas las categorías en un mismo espacio ni mucho menos. Hay coworking que se especializan en un sector en concreto, ya sea para diferenciarse o para crear mayor oportunidades de colaboración. De hecho, seguro que un gran número de espacios de trabajo tendrán otra información y distintos puntos de vista, cada persona es un mundo y la lista de personajes que puedes ver en una oficina está lejos de reducirse únicamente a estos estereotipos. Aún así, fijaros bien la próxima vez que os crucéis con un coworker, seguro que por sus características entra en uno de estos grupos.

Lo bueno del coworking es que mientras te lleves bien con los demás todo el mundo te acaba aportando algo. La colaboración es nuestra mayor ventaja y formar parte de una comunidad diversa hace que trabajar sea divertido seas del grupo que seas.